A mi buen amigo José González Marcos | Escultor y Artista

Un día entré a desayunar a una cafetería y le pedí el periódico a un señor de aspecto bohemio y un poco desaliñado. Me contestó muy seriamente que el periódico no era del establecimiento sino suyo y que si quería uno me lo comprase, que le había costado un euro. Luego, esbozó una pícara sonrisa y me dijo amablemente: «no obstante lo tiene usted a su disposición».

Me quedé intrigado e inmediatamente le pregunté: ¿disculpe, es usted artista?, entonces de nuevo se puso muy serio, estiró el cuerpo, se puso las gafas en la frente, me miró fijamente y me dijo: “Soy el mejor escultor murciano vivo”.

Este fue el comienzo de una amistosa relación.

A partir de aquel momento le visitaba de vez en cuando en su Casa-Taller y alrededor de una mesa con algo de vino, mucho tabaco y Radio Clásica de fondo, hablábamos de su historia, historia plagada de nombres como Juan González, José María Párraga, Antonio Campillo, Pepe Molera (al que tuve ocasión de conocer allí) y otros contemporáneos suyos.

Pelando la pava, Bronce.

Su fuerte carácter, su inconformismo y ser poco dado a formalismos y protocolos han dado lugar a que haya pasado relativamente desapercibido oficialmente (se puede ver una escultura suya en el murciano Barrio del Carmen), si bien era conocido en los tradicionales circuitos artísticos murcianos y su obra era admirada.

Trabajos en piedra.

Como anécdotas, contar que visitando con él en 2008 una exposición de arte sacro de su tío Juan González Moreno (con el que se formó y trabajó unos años) en la Iglesia de San Esteban, se descalzó, saltó la cuerda de seguridad y se metió literalmente entre las diferentes piezas expuestas para explicarnos, gafas en la frente, la técnica de dibujo con pan de oro sobre las túnicas de los apóstoles, de las que había sido autor siendo aprendiz aunque no se acordaba de cuáles exactamente. Ni que decir tiene que todos los vigilantes jurados de la exposición nos rodearon y tras explicar quién era mi buen amigo bajaron el tono pero no nos quitaron ojo hasta que nos fuimos…

Premio Nacional Salzillo

Mujer sentada, Terracota

Escultor integral que modelaba el barro, prepara las ceras y fundía los bronces en su propio taller. Me contaba que en alguna ocasión se había despertado en el suelo tras desmayarse por la inhalación de gases durante los procesos de fundición.

Tallaba la madera y la piedra. Coautor en el taller de su tío de los trabajos en madera de la iglesia del Santuario de la Fuensanta.

En estos años tuve la oportunidad de adquirir varias obras suyas y de su tío Juan González para mi colección privada y hoy, más que nunca, son parte del recuerdo de esta pequeña historia común que tuve la suerte de vivir con él.

 Mujer sentada, bronce.

Lo que vi, o más bien intuí, en este hombre aquel primer día en la cafetería fue “singularidad”.

Hay personas con una sensibilidad artística extraordinaria, con una capacidad para crear belleza fuera de lo común, y me pregunto si como sociedad, como cultura, como civilización, estamos siendo suficientemente responsables de promover, proteger y transmitir su legado cultural a futuras generaciones.

Gracias Pepe Marcos por estas tardes tan entrañables, tan elocuentes y por tanta belleza. Con mucho cariño, descansa en paz.

P.d.: Todas las imágenes extraídas de la web del artista josemarcos.net donde se puede ser su biografía, exposiciones, premios y parte de su obra.

A mi buen amigo José González Marcos | Escultor y Artista

Un día entré a desayunar a una cafetería y le pedí el periódico a un señor de aspecto bohemio y un poco desaliñado. Me contestó muy seriamente que el periódico no era del establecimiento sino suyo y que si quería uno me lo comprase, que le había costado un euro. Luego, esbozó una pícara sonrisa y me dijo amablemente: «no obstante lo tiene usted a su disposición».

Me quedé intrigado e inmediatamente le pregunté: ¿disculpe, es usted artista?, entonces de nuevo se puso muy serio, estiró el cuerpo, se puso las gafas en la frente, me miró fijamente y me dijo: “Soy el mejor escultor murciano vivo”.

Este fue el comienzo de una amistosa relación.

A partir de aquel momento le visitaba de vez en cuando en su Casa-Taller y alrededor de una mesa con algo de vino, mucho tabaco y Radio Clásica de fondo, hablábamos de su historia, historia plagada de nombres como Juan González, José María Párraga, Antonio Campillo, Pepe Molera (al que tuve ocasión de conocer allí) y otros contemporáneos suyos.

Pelando la pava, Bronce.

Su fuerte carácter, su inconformismo y ser poco dado a formalismos y protocolos han dado lugar a que haya pasado relativamente desapercibido oficialmente (se puede ver una escultura suya en el murciano Barrio del Carmen), si bien era conocido en los tradicionales circuitos artísticos murcianos y su obra era admirada.

Trabajos en piedra.

Como anécdotas, contar que visitando con él en 2008 una exposición de arte sacro de su tío Juan González Moreno (con el que se formó y trabajó unos años) en la Iglesia de San Esteban, se descalzó, saltó la cuerda de seguridad y se metió literalmente entre las diferentes piezas expuestas para explicarnos, gafas en la frente, la técnica de dibujo con pan de oro sobre las túnicas de los apóstoles, de las que había sido autor siendo aprendiz aunque no se acordaba de cuáles exactamente. Ni que decir tiene que todos los vigilantes jurados de la exposición nos rodearon y tras explicar quién era mi buen amigo bajaron el tono pero no nos quitaron ojo hasta que nos fuimos…

Premio Nacional Salzillo

Mujer sentada, Terracota

Escultor integral que modelaba el barro, prepara las ceras y fundía los bronces en su propio taller. Me contaba que en alguna ocasión se había despertado en el suelo tras desmayarse por la inhalación de gases durante los procesos de fundición.

Tallaba la madera y la piedra. Coautor en el taller de su tío de los trabajos en madera de la iglesia del Santuario de la Fuensanta.

En estos años tuve la oportunidad de adquirir varias obras suyas y de su tío Juan González para mi colección privada y hoy, más que nunca, son parte del recuerdo de esta pequeña historia común que tuve la suerte de vivir con él.

 Mujer sentada, bronce.

Lo que vi, o más bien intuí, en este hombre aquel primer día en la cafetería fue “singularidad”.

Hay personas con una sensibilidad artística extraordinaria, con una capacidad para crear belleza fuera de lo común, y me pregunto si como sociedad, como cultura, como civilización, estamos siendo suficientemente responsables de promover, proteger y transmitir su legado cultural a futuras generaciones.

Gracias Pepe Marcos por estas tardes tan entrañables, tan elocuentes y por tanta belleza. Con mucho cariño, descansa en paz.

P.d.: Todas las imágenes extraídas de la web del artista josemarcos.net donde se puede ser su biografía, exposiciones, premios y parte de su obra.